lunes, 21 de marzo de 2011

¡Es hora de la marinería!

Quiero contar un cuento.
“Erase una vez un barco donde se alistaron todas aquellas personas que lo desearon. El destino… un mejor futuro. Mar por el que navegaron….el Mar del presente. Con lo que eso significaba.
En este barco había muchos pasajeros, pero los que se alistaron como responsables, se dispusieron a repartirse las diferentes tareas del barco; unos con labores de Staff, otros de menos importancia, y muchos marineros que hacían las labores más sencillas, pero no por eso menos importantes.
Entre todos eligieron un capitán y se pusieron a navegar.
Lo malo que tiene el Mar del Presente es que hay días muy tranquilos, con sol, donde la navegación es una maravilla, y tanto pasajeros como marinería son una piña. Pero hay otros en los que las tormentas no dejan ver claro hacia donde se va, y el capitán toma decisiones que molestan a los pasajeros y a los marineros.
Puede suceder que se den acontecimientos que confluyan en la denominada “Tormenta Perfecta”. La navegación sea muy complicada y las medidas a tomar muy impopulares, pero fundamentales para seguir hacia el puerto que se fijaron.
Puedo llegar a entender que los pasajeros se quejen, protesten e incluso que quieran que otro dirija el barco. Sólo con la esperanza, quizás inútil, de que la tormenta amaine.
Las tormentas son fenómenos atmosféricos, inesperados, imprevisibles y que se originan sin intervención del Capitán.
Pero...bueno, llego a entender al pasaje. Pero lo que no entiendo, lo siento, es que la marinería haga dejación de sus funciones, comience a dejar al Capitán sólo  y que no salgan todos a una a defenderlo. Y eso por varias razones:
1.- Es uno de ellos. Elegido por ellos.
2.- Mientras no se demuestre lo contrario, es el que más claves tiene sobre el barco y las condiciones que le rodean.
3.- Aunque sólo fuera  por supervivencia, él tampoco quiere que el barco se hunda. Con lo que se presupone que es de lógica que las medidas que está tomando son las que considera más acertadas.
4.- Estoy convencido de que si de nuevo toda la tripulación se une, con ánimo y con convencimiento, se podría lograr que varios pasajeros, no todos pero si muchos, comprendieran lo importante de las medidas. A lo mejor sólo hay que explicar que los marineros queremos al barco como el que más y que queremos que poco a poco se acerque a nuestro destino, el mejor futuro.
En serio, aunque sea difícil, hay que volver a juntarnos en las Agrupaciones, en los mítines, e incluso yo me hubiese atrevido con Vistalegre, para demostrar al pasaje, no nuestra petulancia, pero si nuestro convencimiento de que saldremos de la tormenta y que sabemos dirigir un barco como el mejor.
Ah…se me olvidaba si alguien de la tripulación quiere se puede bajar del barco, pasarse al pasaje o juntarse con los que esperan que se hunda para coger ellos el timón. Los demás a nuestras tareas. Es de nuevo la hora de trabajar por nuestras ideas.

No hay comentarios: